Por muy loco que parezca, su nombre es Fran Epperson y tenía tan sólo 11 años cuando “sin querer” se convirtió en el descubridor de la salvación del verano.
Tan sólo se preparó un refresco casero muy común por entonces, mezclando agua con unos polvos concentrados de frutas, ¿Y que pasó? Pues os lo imaginaréis, al pobre Fran se le olvidó acabar su bebida y la dejó durante toooooda la noche sobre la encimera de la cocina. Aquella noche había helado así que lo que se encontró la mañana siguiente fue un bloque de hielo con la cuchara incrustada. No dudó ni un segundo en venderlo por su vecindario.
Pd: Lo bautizó como Epsicle, una combinación entre su apellido y el término icicle (significa témpano de hielo 😀).
¡Buenas noches! 🫒